La felicidad necesita algún tipo de aspiración; requiere de la generación del deseo y de la acción. Afortunadamente, en las afueras queda siempre mucho trabajo por hacer. A veces no lo parece, porque el bienestar provisional y la propaganda de la inmediación nos aturden. Ante lo mucho que queda por hacer, se trata de empezar: empezar la política del medio palmo, empezar a leer, empezar a caminar, empezar a escuchar música, empezar a ordenar… y seguir la frase de la vida, sabiendo que lo seguro tiene inicio. La acción engendra futuro.
La penúltima bondad, Josep María Esquirol
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