Hay trabajo que en sí mismo, y con el esfuerzo que conlleva, tiene sentido. Tiene sentido hacerlo, tiene sentido terminarlo y tiene sentido descansar de él. Obviamente, hay trabajo insensato y alienador. Hay ocio placentero, paréntesis del trabajo, dedicado a la diversión , al juego, o a la contemplación… Pero hay un ocio que decae en aburrimiento y en tedio. Y tedio es la mínima vitalidad, la mínima pasión, la mínima ilusión. No es la muerte, pero sí la difuminada sombra de la nada.
La penúltima bondad, Josep Maria Esquirol
Categorías:Publicación